2011 Despierta |
Un buen día un niño pequeño vió acercarse a lo lejos a un hombre mayor de piel arrugada.
Su paso dificultoso era soportado por un bastón de boj que él mismo había fabricado para poder llegar hasta la casa donde le esperaban.
En la mano que le quedaba libre portaba un pequeño paquete de color verde atado con un lazo brillante de color azul.
Miraba fíjamente al niño que a través de la ventana le saludaba y sus labios esbozaban una gran sonrisa, creciente a medida que se acercaba.
Ya llegaba cuando el pequeño corrió hacia la entrada para recibir al anciano, contento, con ese caminar recientemente aprendido y con esa sonrisita picarona estrenada para la ocasión.
La magia de la casa se puso en marcha y la puerta se abrió dulcemente.
El abrazo se hizo al instante, surtieron lágrimas inesperadas y las manitas del niño se mezclaron entre los cabellos blancos del anciano que depositaba sobre su tierna mejilla un cálido beso.
Se miraron fijamente y sin mediar palabra, el anciano entregó el paquetito al niño.
El viaje había sido largo y en el calorcito del hogar, mientras el pequeño abría la cajita, se quedó dormido sobre la alfombra del salón.
Qué tesoros guardaría en el interior?????????
El niño comenzó a sacar papelitos arrugados que crujían entre sus manitas y las pintaban con estrellas de colores.
Cuando el niño alzaba una de sus manos, una estrella se trasladaba hasta el tejado de su casa y destellaba un deseo escrito entre letras de luz, mientras la bolita de papel caía al suelo.
Las risas y el llanto del chiquillo inundaban la casa al mismo tiempo y poco a poco el niño crecía y se iba convirtiendo en cada uno de nosotros.
Esa cajita está en nuestras manos. Somos los niños que con sorpresa abriremos el contenido de la misma.
Escribamos en cada estrella nuestros deseos para el año nuevo.
Que los resultados de dichos deseos reviertan sobre nosotros haciéndonos crecer como personas, nos hagan reir o llorar o necesitemos de apoyos que nos permitan seguir caminando.
Dejemos que el año viejo se quede dormido sobre la alfombra y salgamos por la puerta de nuestra casa mágica como adultos, envueltos en el color de la esperanza y quedando enlazados unos con otros en la inmensidad del brillante cielo azul.
Bienvenido sea el 2011 para todos.
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